Descubre la esencia

Joss Stone: “El soul no es un género, es un sentimiento”

Joss Stone en Noches del Botánico 2023
Joss Stone
Foto:
13/7/2023
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Carlos Pérez de Ziriza

La de Joss Stone (Dover, Reino Unido, 1987) es una de las gargantas blancas más negras de las últimas décadas. Más de una vez se ha dicho de ella que era como la Aretha Franklin pálida. Smokey Robinson llegó a llamarla “Aretha Joplin”, como si fuera un cruce perfecto entre Aretha y Janis Joplin. Unos halagos que a ella ha sabido llevar siempre con entereza. Ha ganado varios premios Brit y Grammy y ha vendido más de siete millones de álbumes en todo el mundo gracias a su forma de abordar los modismos del soul, el r’n’b y el blues desde hace veinte años, cuando debutó con el sensacional The Soul Sessions (2003), con solo 16 años. El próximo 26 de julio compartirá escenario en Noches del Botánico con Kokoroko, la banda de origen nigeriano radicada en Londres. La artista británica nos atiende por zoom desde su domicilio en los alrededores de Nashville (EE.UU.), donde vive desde hace unos años y donde han nacido sus dos hijos.

 

Hola, Joss. Entiendo que estás en Nashville, donde vives.

Sí, a media hora de Nashville, en realidad.

Llevas viviendo allí desde 2022, si no me equivoco.

Bueno, desde finales de 2020. Sí, desde que nació Violet, nuestra primera hija. Nos mudamos allí cuatro meses antes de que naciera, que fue en enero de 2021.

¿Cómo es la vida allí para un músico? Supongo que será muy estimulante.

Me encanta. Creo que es el mejor lugar que he conocido hasta ahora en Norteamérica para la música. Porque hay de todo. Otras ciudades norteamericanas son extraordinarias para ciertos estilos, pero en Nashville hay de todo. Los músicos son tan buenos… si quieres hacer un disco de bluegrass, aquí los tienes a todos disponibles. Si quieres hacer un disco de soul o r’n’b, o de pop o música clásica, también. Es un sitio muy guay para vivir, al menos por lo que respecta a la música.

No solo country, vaya.

Sí, exacto. Mucha gente se piensa que es así, y no lo es. Yo no he hecho un disco de country en mi vida, pero he grabado hasta tres discos en Nashville.

Se cumplen veinte años de tu exitoso debut, The Soul Sessions (2003), compuesto por versiones de clásicos de Carla Thomas, Aretha Franklin, Bobby Miller, The Isley Brothers y otras leyendas. Veinte años de carrera. ¿Orbitará tu concierto de Noches del Botánico en torno a ese disco o será más bien una visión global de su carrera?

Más sobre toda mi carrera. Básicamente, decidí hacer esa gira de celebración de aquel disco porque el año pasado, mientras estaba promocionando otro disco, en todas las entrevistas me recordaban que al año siguiente se cumplía el veinte aniversario. Y yo me quedaba como “¿de verdad?”. Ni me había dado cuenta, no suelo contar los años. Y me preguntaban “¿qué vas a hacer para celebrarlo?”, y yo les contestaba “nada, no tengo ni idea”. Luego me dije a mí misma que sí debía celebrarlo, porque es muy bonito haber estado haciendo esto durante tanto tiempo. Y además la gente que me permitió llevarlo a cabo son quienes forman parte del público. Quienes compraron el disco y cantaban las canciones. El público. Así que les dejé elegir el setlist. Hicimos una encuesta online donde la gente podía escoger sus canciones favoritas de entre todos mis álbumes. Les pregunté qué querían escuchar en directo. Cuando estábamos seleccionando el setlist, teníamos los resultados de la encuesta delante nuestro, en cinco columnas distintas, cada una con su color. Canciones como “4 & 20 Hours” (2009), que nunca pensé que incluiríamos en un concierto. A la gente le gustaba, y yo ni lo sabía, así que la incluí. Hay muchos medleys en el show porque he intentado encajar muchas canciones. Si hubiera tenido que incluir todas las favoritas del público el directo se me hubiera ido a las cuatro horas de duración. No podía hacerlo, tuve que poner un límite. Fue complicado, un trabajo de locos (risas).

Ya que dices lo de la participación del público, me acabo de acordar de que en tus redes sociales interactúas bastante con tus fans, contestando a algunas de las preguntas que te hacen. ¿Eres de quienes piensan que las redes sociales son algo valioso y no un engorro? Para muchos músicos es una carga.

¿Sabes qué? Solía sentirme así. No ha sido hasta hace poco que me he dado cuenta de lo bonito que pueden ser a la hora de fomentar la relación con tus fans. Ahora puedo hablar con ellos directamente. Si alguien dice algo, puede enviar un mensaje a esa persona en concreto. Y hablar con ella. Y eso es especial para mí y para ellos. Esa es la parte positiva. Pero la negativa es que nosotros no firmamos por esto. Solo queríamos cantar canciones, hacer música. Como músicos, podemos a veces no ser políticamente correctos. Podemos parecer muy inteligentes a ratos y muy estúpidos en otras ocasiones. No tenemos ni idea. Somos seres humanos que nos dedicamos a hacer arte, lo que significa que podemos ofender muy fácilmente a la gente. Y yo no quiero ofender a nadie. En cierto modo, esto te obliga a aprender una nueva habilidad social, y es algo que no nos veíamos obligados a hacer cuando empezó mi carrera. No era importante entonces. Solo era importante hacer buena música. Y ya está. Ahora esto ha cambiado, y el artista ha de mantener una relación más estrecha con sus fans. Y eso a veces puede ser un desastre. He conocido a muchos músicos, de cuyas canciones soy fan, a quienes cuanto más conozco en persona, menos me gusta su música. En cierto modo estropea el arte. Al menos para mí, de alguna forma. Es infrecuente que todo esto lo embellezca. Así que intento ser muy cuidadosa de no arruinar mi obra a ojos de la gente. ¿Sabes? Es un trabajo gracioso y extraño a la vez (risas).

Por cierto, que cuando publicaste tu primer disco solo tenías 16 años. ¿Lograste que el éxito no se te subiera a la cabeza?

Bueno, el tema es que estaba creciendo mientras ocurría todo eso. Siempre va a haber diferencias entre tus doce y tus catorce años, que aún son más grandes entre los catorce y los dieciséis, y enormes entre los dieciséis y los dieciocho. Eso va a ocurrir de forma natural, independientemente de lo que hagas. Tanto si eres una cantante famosa como si vas al instituto. Esos grandes cambios en tu vida van a ocurrir. Que lo atribuyas a tu trabajo, o a tus estudios o a tus experiencias… vas a tener que decidir quién quieres ser en esta vida, no importa lo que afrontes. Y lo que yo estaba afrontando era una situación única, al cien por cien. Porque para cualquier otra persona sería algo muy raro, una situación que no esperarían en modo alguno, pero para mí ese era mi mundo. Estaba lidiando con la vida como haría cualquier otra adolescente. El instituto también puede ser algo muy complicado a esa edad, es un sitio en el que tus compañeros van a hacerte bullying, van a burlarse de tu piel o de tu pelo o de tu acento o de cómo te comportas en clase, o va a besarte un chico que luego va a mentir diciendo que te ha tocado las tetas… cualquier cosa. Es horrible lo que puede llegar a pasarte a esa edad en un centro de secundaria. En mi caso, si yo cometía un error, lo hacía ante millones de personas. Eso también puede ser horrible. Pero estaba rodeada de gente que me apoyaba. Nadie me estaba tirando del pelo y haciendo bromas sobre mis granos. No tuve que pasar por eso. Hay cosas positivas y negativas en ambas situaciones.

¿Quiénes eran tus principales referentes musicales en aquellos días? ¿Quiénes eran tus ídolos musicales?

Diría que Aretha Franklin y Lauryn Hill. Esas dos. Me encanta Lauryn Hill, lo que tiene que decir y el sonido del hip hop, básicamente. Sus armonías y todo lo demás. De Aretha Franklin me encanta su soul, es tan poderosa… impresionante.

¿Sentías que estabas encabezando una nueva generación de cantantes británicas de soul a principios de los 2000? No era un género que estuviera especialmente de moda entonces, pero enseguida llegaste tú, Amy Winehouse o Duffy, y las cosas cambiaron.

No sentía eso en aquel momento, solo estaba disfrutando de la música que me precedía. No sentía que estuviera dando comienzo a nada porque no lo estaba haciendo. Simplemente me gustaba ese estilo de música, que llevaba años existiendo, y quería formar parte de ello. Ahora que soy mayor, he aprendido más cosas sobre lo que ocurrió en realidad, porque entonces no me daba mucha cuenta de lo que pasaba a mi alrededor. Ahora sí me doy cuenta. Cuando Steve Greenberg (jefe de S- Curve Records) publicó el disco, logró traer de vuelta el movimiento soul británico. Pero yo no tenía ni idea entonces. Esa puerta se abrió porque Steve la empujó publicando mi primer disco. Y luego otra gente entró por ella, porque ya estaba abierta. Eso es estupendo. Y ojalá esté abierta durante mucho más tiempo. Las cosas ocurren. Fuimos parte de ello. Es una moda que vendrá y volverá a irse y volverá de nuevo, pero al final el soul es un estilo atemporal. Son canciones que seguirán siendo cantadas dentro de cincuenta años. Y está bien.

¿Cómo te sientes cuando te califican como la Aretha Franklin blanca? ¿Te abruma?

Sí, pero no creo que nunca pueda llegar a ser igual de buena. Tengo ahora mucha confianza en mí misma como cantante, creo que soy buena en lo mío, y eso siempre es un lugar cómodo en el que estar, pero al mismo tiempo que se sucedían esos halagos, yo era una cría y no sabía ni lo que estaba haciendo. Tenía el espíritu, el alma, toda la intención que requiere el soul, pero compararme con Aretha Franklin era demasiado. Era un halago muy amable y dulce, pero también muy peligroso.

"Cuando trabajé con Mick Jagger en el disco de SuperHeavy, la súper banda de la que formé parte en 2011, me sorprendió su método de escritura. No era como yo me esperaba".

A lo largo de tu carrera has colaborado con artistas como Jeff Beck, Damien Marley, Mick Jagger, The Roots o Dave Stewart, entre muchos otros. ¿Alguno de ellos te sorprendió de algún modo y te cambió, o cambió el esquema mental que tenías de él?

Cada colaboración te marca o te cambia, te abre los ojos un poco. Cuando trabajé con Mick Jagger en el disco de SuperHeavy, la súper banda de la que formé parte en 2011, me sorprendió su método de escritura. No era como yo me esperaba. Esperaba que fuera rock and roll en todo. Su música lo es, pero no su actitud. Ni sus formas. Cuando piensas en el rock and roll te imaginas a alguien lanzando el televisor por la ventana de su habitación, ¿sabes lo que quiero decir? Y Mick es un caballero, muy considerado y reflexivo. Piensa en sus letras con mucho detalle. Escribe veinte estrofas y escoge una. Y toma leche con galletas por la noche, no arroja televisores por las ventanas (risas). Me sorprendió eso.

Bueno, la gente suele pensar en él por lo que hace junto a Keith Richards, que sí que es la cara más rock de los Rolling Stones.

Si, exacto. Keith Richards sí que vive así. Pero Mick no.

¿Hay algún artista con quien te gustaría trabajar y que aún no lo hayas hecho?

Me encanta colaborar con otros, la verdad. Con cualquiera. No todos tienen el mismo espíritu. Con gente que lo haga por diversión. La gente creativa no puede ser más feliz que cuando está haciendo algo, y para eso no hace falta ser una gran estrella, simplemente basta con ser libre. Gente de espíritu libre. Ese es el tipo de gente del que me quiero rodear.

Supongo que esa libertad de espíritu también vale para la elección de estilos, que tú tampoco te cierras a ninguno.

¡No! Por supuesto. Cualquier estilo. No importa. Creo que la música soul no es un género. Pensamos que sí durante años, pero no lo es. Es un sentimiento. He estado girando por todo el mundo, actuando en todos los países posibles, y haciendo colaboraciones en cada uno de ellos, y han sido experiencias increíbles. Me he encontrado cantando con cantantes de garganta en Mongolia, y sintiendo “¡guau!, esto es increíble”. La música es algo precioso. O me he encontrado en Vietnam, cantando Ca Tru, un estilo de música que nunca hubiera imaginado, algo muy loco. Solo tienes que abrir tu corazón a todo esto.

En Madrid vas a compartir escenario con Kokoroko, una banda de origen nigeriano que reside en Londres. ¿Los conoces?

No los conozco. ¡Suena bien!

Igual tenéis más cosas en común de las que parece a simple vista.

Sí, quizá podríamos hacer algo juntos.

 

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