David Byrne nos dio una auténtica lección de arte en su concierto en el Botánico

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11/7/2018
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Si Marie Kondo hubiese venido a los conciertos del pasado 10 de julio en Noches del Botánico se habría ido encantada. La japonesa que abandera la simplicidad y el 'desprenderse' de lo superfluo habría encontrado en los directos de María Rodés y, sobre todo, de David Bryne, la expresión musical y escenográfica de su filosofía.

Minimalismo en las presentaciones para dar énfasis en la auténtica fuerza y emoción, que nos removió a todos los asistentes y nos dejó con la sensación de haber visto uno de los mejores shows en años.

La artista invitada de la noche fue María Rodés, la compositora e intérprete catalana que nos presentó su último disco 'Eclíptica', y repasó algunas de sus canciones anteriores.

Por su parte, David Byrne puso de manifiesto que aunque parezca que está todo inventado y escrito, siempre hay margen para la creación. El espectáculo que ofreció este ex Talking Heads en Noches del Botánico fue una auténtica obra de arte; una lección de imaginación y entretenimiento, en equilibrio con una sobriedad y un minimalismo que hizo que la música destacase por encima de todo. 

Y es que lo primero que captó nuestra atención fue que sobre el escenario no había nada. Absolutamente nada. Ni un mísero instrumento. Mr. David Byrne y los músicos fueron saliendo y ocupando sus puestos. Equipados con arneses que sostenían teclado, caja, bombo, guitarra... Hasta doce personas llegaron a estar durante el show.

Todos perfectamente coordinados, desarrollando complejas coreografías con su toque de teatralidad y alternando diversos instrumentos que convertían cada canción en piezas de ejecución perfecta. Hasta el punto de que el propio Byrne llegó a comentar que todo lo que sonaba era real y en directo, sin acompañamientos ni samplers pregrabados.

Un show complejo que se desarrolló a las mil maravillas y dejó asombrados a los asistentes, que habían agotado entradas esa misma noche. Sonó su 'American Utopia' y hubo tiempo para referencias a la política en sus interludios, pero también cedió espacio a grandes éxitos de los Talking Heads, como 'Once in a Lifetime' o 'This Must Be The Place (Naive Melody)'. También hubo tiempo para sus colaboraciones: con Fatboy Slim ('Toe Jam') o con Xpress ('Lazy') e incluso para versiones ('Burning Down The House').

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