Uno de los gigantes del pop, del rock y de la canción en castellano de todos los tiempos. Ese es Andrés Calamaro. Inagotable, insobornable, incorregible. Un talento omnívoro y desbordado que se ha adentrado en infinidad de estilos son traicionar el suyo y que atesora casi veinte álbumes de estudio a su nombre, sin contar su también referencial trayectoria con Los Rodríguez o Los Abuelos de la Nada. Un absoluto icono.
No es de extrañar que Raphael, Julio Iglesias, Lila Downs, Carlos Vives, Alejandro Sanz, Julieta Venegas o Vicentico se cuenten entre los nombres que rinden tributo a su cancionero en Dios los cría (2021), el último álbum publicado con material del músico argentino. Los pasos de Andrés Calamaro son casi siempre imprevisibles, pero generalmente brillantes. Discos como Alta suciedad (1997), Honestidad brutal (1999) o El salmón (2000) y canciones como “Flaca”, “Estadio Azteca”, “Te quiero igual”, “Loco”, “Dulce condena”, “El día mundial de la mujer” o “Cuando te conocí” forman parte de la mejor historia de la música popular en castellano, y son siempre abordadas sobre el escenario por el músico bonaerense con una eficiente banda y con su tradicional arrojo. El de quien se sabe artista mayúsculo y personaje totalmente inimitable.
El folk americano, el flamenco o el rockabilly, así como su impecable dominio del fingerpicking a la guitarra, son algunas de las enseñas sonoras del valenciano Diego García, El Twanguero, uno de los más ilustres trotamundos del rock español. Sus viajes por toda Latinoamérica han forjado el carácter de su música. Una propuesta mestiza, a veces fronteriza, como una suerte de Ry Cooder hispano, con un embrujo tan evocador como para haber sido puesto al servicio de bandas sonoras de películas como Buried (Rodrido Cortés, 2010), por la que fue nominado al Goya. Hasta la fecha tiene editados seis discos: The Brooklyn Session (2011), Argentina Songbook (2013), Pachuco (2015), Carreteras Secundarias Vol.1 (2017), Electric Sunset (2018) y Carreteras Secundarias Vol.2 (2022).
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